“Calzate las botas que vamos al barro”

Maru Buteler
3 min readJan 11, 2021

Así arrancó la conversación una coachee el viernes. Era su cierre de proceso y el inicio de otro difícil que clarificó con el correr de las conversaciones de coaching.

Fácil o difícil depende de si uno sabe cómo, suelo decir cada vez que alguien usa esa palabra. Y es que no sabemos. Hay muchas cosas que no sabemos.

No sabemos por ejemplo la diferencia entre lealtad y traición. No sabemos explicitar acuerdos. No sabemos lo que implica la multipertenencia y sobre todo no sabemos cómo tener conversaciones adonde se hacen muy presentes las emociones.

Hace ya muchos años que soy coach y me toca trabajar de cerca con temas de recursos humanos. Digo “me toca” porque no me gusta. Me parece espantosa la forma en la que mucha gente de recursos humanos piensa y actúa para minimizar el daño en vez de maximizar los beneficios. Desde el miedo y no desde la confianza. Desde un escenario de guerra y no de paz civilizada y honesta.

Y es que son humanos. Somos. Algunos más “trabajados” que otros. Más conscientes de sus propios traumas y sus mecanismos de defensa y reacciones automáticas. Algunos.

Trabajarse es eso, ir al barro y enfrentar los propios miedos para evitar ir por la vida tirando tiros que lastimen a otros y nos dejen a nosotros mismos viviendo en la trinchera.

Al final de cuentas, las relaciones laborales son también relaciones personales. Uno pensaría que en el trabajo los acuerdos son más claros. Que está más definida la fecha de ingreso y de salida. Que es más difícil ser infiel y tener otro empleador. Que el win-win está sobre la mesa. Que las cosas se conversan de frente y de forma madura. No es verdad.

En el ámbito laboral, como en el personal, aparece el barro todo el tiempo. Quién se queda, quién se va, quién decide, cómo… decisiones y acuerdos que pueden darse desde la guerra o desde la paz.

La coachee decidió meterse en el barro de sus dilemas, enfrentar sus miedos y hacerse cargo de sus preferencias para elegir responsablemente para con ella y con aquellos a quienes su decisión afecta directamente.

Crecer implica romper con ciertas lealtades, no implica traicionar a nadie. Traicionar es ir por atrás. No respetar un acuerdo y callarlo. Hacerse el boludo. Serlo.

Entre los emprendedores lo más importante siempre es crecer y lo que más cuesta a veces es entender que no se puede crecer sin cambiar, y cambiar implica necesariamente aprender a despedirse de cosas y personas que en algún momento funcionaron muy bien pero ya no.

Nadie nos enseña ni a cambiar ni a despedirnos. Nadie nos enseña a conversar sobre lo que no funciona y entonces lo evitamos y lo empeoramos hasta que explota todo por el aire. Y lo que vuela por el aire son las personas. Personas que ya vienen heridas y más heridas que se generan por no saber hablar.

Doy cursos sobre conversaciones difíciles, y sabés que es lo que las hace difíciles? No es la situación, no es el problema en cuestión, nunca lo es. Lo que hace difíciles a las conversaciones difíciles es que quien tiene que tenerla percibe cierta amenaza y NO SABE cómo gestionar la conversación para llevarla a un buen destino.

Y sabés que es lo más genial? No tiene por qué saberlo porque la respuesta no está en un libro sino que está precisamente EN esa conversación que evade empeorando la situación. O peor, no la evade porque tiene un dead line y ASUME que la conversación va a terminar mal y juega un juego espantoso y perverso para perder lo menos posible.

A esta altura me gustaría poder aceptar que somos humanos aprendiendo y ya. Me cuesta un montón. Veo gente lastimando gente por no saber hablar y me olvido de que nadie entra al barro si no es por propia voluntad.

Será cuestión de tener más botas a mano y seguir mostrando que es ahí, en el mismo barro, adonde están los tesoros más valiosos.

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Maru Buteler

A favor de la libertad y en contra de cualquier abuso. Coach de personas que crean el cambio